jueves, 20 de marzo de 2014

«No me siento especial ni rara por ser in vitro»



«No me siento especial ni rara por ser in vitro»


 Natalia, de 19 años, junto a sus padres, Nieves y Juan Luis, y su hermana, Lucía, con la perrita 'Nala'. :: SERGIO LÓPEZ


La joven Natalia habla de la fecundación in vitro con una naturalidad que sorprende. Ella vino al mundo así hace 19 años y sus padres, Nieves y Juan Luis, «nunca me lo ocultaron. Lo sé desde pequeñita», relata con soltura. Esta avilesina, que confiesa no sentirse «especial ni rara, si acaso, muy buscada», fue una de las primeras 'niñas probeta' del Centro de Fecundación in vitro de Asturias (Cefiva), que estos días celebra sus 25 años de andadura. Natalia nació el 22 de noviembre de 1994, apenas tres años después de que lo hiciera el pequeño Eduardo, el gijonés que tiene a gala haber iniciado, con su alumbramiento el 9 de mayo de 1991, la estela de la fecundación in vitro en la región. Tras ellos llegaron otros 6.000 niños concebidos gracias a diferentes técnicas de reproducción asistida. Desde in vitro hasta métodos más complejos, como la microinyección espermática, la donación de ovocitos o el diagnóstico genético preimplantacional, por citar algunos.
Cuenta la madre de Natalia, Nieves Varela Martínez, que cuando ella y su marido decidieron recurrir a la fecundación in vitro «era algo muy poco conocido». Pedro de la Fuente y Carlos García Ochoa, impulsores del Cefiva y de la reproducción asistida en el Principado, lo refrendan. Cuando el Centro inició su camino en Asturias, allá por 1989, en España existían una docena de clínicas que se dedicaban a esto de la fecundación in vitro. «Ahora hay más de 130».
A pesar de la excepcionalidad que suponían los entonces llamados 'niños probeta', Nieves y su marido, Juan Luis Vega, no lo dudaron. «Queríamos tener un hijo, por lo que no nos lo pensamos dos veces». Antes de pedir ayuda, el matrimonio lo había intentado «por la vía clásica. Estuvimos así varios años. Los médicos me decían que era psicológico. Que ya lo conseguiría». Pero tiempo después Nieves supo que tenía endometriosis y que la posibilidad de quedar embarazada era «casi nula». Se operó y lo siguió intentando. «Pero nada». Así fue como llegó al Cefiva.
Allí le propusieron «sacarme unos óvulos y fecundarlos fuera con el semen de mi marido». Les pareció bien y se pusieron manos a la obra. Nieves, que entonces tenía 30 años, tuvo que aprender a pincharse, algo que hizo a diario durante más de un mes, y gracias a que el Cefiva ya había incorporado la ecografía vaginal, no fue necesario que pasara por el quirófano. Hasta hacía bien poco, las mujeres que se sometían a este tipo de técnicas tenían que soportar una operación por laparoscopia para lograr extraerle los óvulos. El caso es que tras ovulaciones estimuladas, extracciones y transferencias de embriones, nueve meses después llegó Natalia.
«La fecundación in vitro es un gran adelanto de la ciencia», opina Nieves, de ahí que tanto ella como Juan Luis decidieran no ocultárselo a su hija. Tampoco a la segunda niña que tuvieron, Lucía, que sorprendentemente concibieron «de forma natural. Llegó sin que la esperáramos» tres años después, comenta. «Natalia sabe desde pequeñita cómo fue concebida y siempre lo llevó con mucha naturalidad», comenta su madre. La propia joven asiente: «Es verdad. Nunca me sentí ni especial ni rara. Mis amigas y amigos lo saben. Mi novio también. Es algo normal. Está guay», insiste.
No era pecado

Cuando hace 25 años el Cefiva inició su singladura en Asturias, fuera de las fronteras españolas caía el Muro de Berlín, estallaba la plaza de Tianamen y en la Unión Soviética comenzaba a pronunciarse una extraña palabra: 'Perestroika'. Corría 1989 y en España fallecía Salvador Dalí mientras que la mujer entraba en el ejército. Mucho más cerca, en Oviedo, Stephen Hawing recibía el Premio Príncipe de Asturias y en las salas de cine pasaban 'Cinema paradiso' y 'Nacido el 4 de julio'. Hasta el Cefiva llegaban entonces casi siempre «matrimonios». Con el tiempo y los cambios sociales asociados a la maternidad y la paternidad, el perfil cambió. Empezaron a recibir parejas no casadas, mujeres solas, lesbianas y matrimonios femeninos. Atrás quedaban las reticencias iniciales con las que tuvo que lidiar el Cefiva y que ahora Pedro de la Fuente, director del Centro, recuerda hasta con gracia. «Me tuve que empapar las tesis de la Teología de la Liberación para refutar a los que decían que esto era pecado».


Lo que la guerra hace a un niño



Lo que la guerra hace a un niño

'Que no esté pasando aquí no quiere decir que no esté pasando'.


Imagen de la campaña de Save the Children.

La infancia puede ser una época de la vida muy feliz o muy aterradora. En poco más de un minuto y medio, Save the Children muestra la transición entre estas dos realidades tan distintas. Lo que sucede entre ambas: la guerra.
La ONG lanzó el 5 de marzo un vídeo para concienciar sobre lo mucho que un conflicto bélico puede afectar a un menor. Bajo el lema Just because it isn't happening here, doesn't mean it isn't happening (solo porque no esté pasando aquí, no quiere decir que no esté pasando) su foco se centra en la brutal realidad del conflicto en Siria (la etiqueta en Twitter es #withSyria) donde más de 10.000 menores han perdido la vida y millones se han convertido en desplazados, imaginando que tal cosa pudiera estar pasando en una ciudad cercana cualquiera, como Londres misma.

El filme forma parte de una campaña de donaciones para ayudar a más de cinco millones de niños refugiados que necesitan comida, ropa y sanidad por culpa de una guerra que el 15 marzo cumple tres años. El 10% de las contribuciones será usado para preparar la respuesta a nuevas emergencias. “Nadie sabe cuándo estallará la siguiente crisis, pero tu apoyo ayuda a Save the Children a ofrecer la asistencia necesaria durante las primeras horas y días, que son siempre críticos”, asegura la organización. presenta un vídeo con este lema para ayudar a los menores víctimas del conflicto.




Colombiano repartirá 10.000 globos en Kabul para hacer olvidar guerra


Se trata del artista Yazmany Arboleda, radicado en Nueva York y líder de 'Creemos en los globos'.

Diez mil globos rosas serán distribuidos esta primavera a otros tantos habitantes de Kabul para hacerles olvidar la guerra, por iniciativa de un artista colombiano que ya ha puesto en práctica su idea en ciudades de África y Asia.
El artista, Yazmany Arboleda, radicado en Nueva York, decidirá el día del acontecimiento, bautizado ‘We believe in balloons’ (Creemos en los globos), y organizado en asociación con el gobierno afgano.


"La fecha será una sorpresa. Una mañana, la gente se despertará y habrá una explosión de color", explicó entusiasmado el artista este lunes en una conferencia de prensa en la capital afgana.
El artista colombiano ya ha experimentado su concepto en tres ciudades: Bangalore (India), Yamaguchi (Japón) y Nairobi (Kenia). Los globos fueron respectivamente de color naranja, amarillo y verde. "En India, el día del evento, la gente pensaba que era un nuevo día feriado que no conocían.
En Japón, algunos quisieron comprarnos globos. En Kenia, hubo gente que creyó que trabajábamos para una feria de empleo", cuenta Arboleda sonriente. "Pero cuando se dan cuenta de que los globos son regalados y no tienen que pagarlos, sonríen. La idea de este proyecto es llevar felicidad a la gente", explica el artista.


"El mensaje (...) es distribuir la paz en Afganistán. Un dólar, un globo, un mundo", abundó Taimor Shah Ishaqzai, ministro adjunto de la Juventud, asociado al proyecto. Los 10.000 globos serán financiados por otros tantos donantes, que pagarán cada uno un dólar por los globos, comprados en el sitio web webelieveinballoons.com.

"Un dólar, ni más ni menos. Así, los 10.000 globos regalados representarán a 10.000 personas que creen en la cultura y el arte, y no en la guerra", insiste Yazmany Arboleda. Después de Kabul, los globos de Arboleda pasarán por Bélgica, luego por Colombia y finalmente por Estados Unidos, en siete etapas.




‘La Voz Kids’ despide a Iraila


‘La Voz Kids’ despide a Iraila




Telecinco emitió este jueves la última actuación de la niña de 11 años fallecida el pasado lunes

Telecinco ha emitido este jueves la última participación de Iraila La Torre en el concurso musical La Voz Kids. El presentador del programa, Jesús Vázquez, ha explicado, en una breve presentación, que el espacio estaba dedicado a la niña de 11 años, fallecida el pasado lunes.

Vázquez ha señalado que los padres de la pequeña valenciana habían expresado a la cadena su deseo de que el espacio, que se ha emitido tal y como se grabó en julio del pasado año, sirviese como homenaje a Iraila. En esta última entrega de la sección denominada las batallas, que ha reunido a 15 niños en equipos de tres para designar 9 finalistas, concluyó su andadura Iraila, quien en los inicios del programa había explicado que en el día de su 11 cumpleaños recibió "el mejor regalo" de su vida, porque le comunicaron que estaba admitida en La Voz Kids.
La pequeña protagonizó uno de los momentos más emocionantes del concurso cuando Malú, Bisbal y Rosario quisieron incorporarla a su equipo y la niña se vio superada por la emoción. Sus llantos, que truncaron su interpretación de la canción Diamonds, de Rihanna, fueron enseguida consolados por los tres coach, entre los que acabó eligiendo a Malú.
Las redes sociales convirtieron a la pequeña en la protagonista de las conversaciones virtuales, tanto en las horas previas como durante la emisión de la gala. Algunas de las etiquestas utilizadas por los internautas, como #Todos con Iraila, #IrailaLaVozKids o #TeQueremosIraila, se convirtieron rápidamente en trending topic. El mensaje más compartido en la red social Twitter lo emitió la cuenta del programa @lavozT5: "¡Llegó la hora!, ¡Va por ti! ¡Este es tu momento y nadie te lo va a quitar! ¡No te olvidamos! #TodosConIralia", que acumuló más de 30.000 retweets. Hubo también quien criticó con vehemencia la emisión de la gala, aludiendo a la gran audiencia que iba a obtener la cadena por utilizar la imagen de la niña. El espacio logró 455.117 comentarios de 190.993 usuarios y un minuto de oro social de 7.600 comentarios a las 23:48, coincidiendo con la batalla en la que actuaba Iraila.

El funeral de Iraila, fallecida a causa de un cáncer que sufría desde hace cuatro años, se celebró el pasado miércoles en Valencia, en una emotiva despedida en la que se destacó su amor a la música, su alegría, su voz y su simpatía, con las que "enamoró a media España". La canción Girl on fire, de Alicia Keys, interpretada por dos violines, despidió a la pequeña que quería ser artista.