Cuentos de mujeres
desde el lejano sudeste asiático
Estas son las vidas
de cinco mujeres líderes de sus comunidades en Asia
Sus hitos narran los
altibajos de quienes lucharon contra viento y marea
Cinco escritoras
plasman las biografías inacabadas de un quinteto de mujeres en progreso
Ith Sopha lidera un
grupo de ahorro en su comunidad en Camboya y es titular del programa regional
de empoderamiento económica y social con perspectiva de género.
Mucha gente pequeña
hace cosas pequeñas en sitios pequeños que pueden cambiar el mundo. Estas
palabras embellecen el East Side Gallery de Berlín –el tramo de muro de la
guerra fría más largo aún en pie–, pero bien podrían estar ancladas a las
puertas de la casa de Rahima Begum. Esta mujer, natural del norte de
Bangladesh, se erige hoy como líder de su comunidad tras rebelarse contra el
infortunio que la vida le deparaba. A los 12 años le obligaron a casarse con un
joven desconocido. Se mudó con él y se puso al servicio de su nueva familia.
Pero su gestión de la economía doméstica, acompañada de su generosa prole, la
permitió convertirse en un altavoz que vela por los derechos y condiciones de
vida del sector femenino.
“La vida de las
mujeres en esas zonas del mundo vale menos que la de una vaca. Al llegar a la
edad de procrear son un peso excesivo para la familia. Hay que casarlas
rápidamente, entregárselas a otras gentes para quienes trabajará como una
criada y para quienes procreará”, sentencia la escritora y periodista Ángeles
Caso. La amplia sonrisa de Bengum brilla por encima de su tez morena, el
piercing que abraza su nariz y su ropa colorida. Ella se enfrenta ahora en su
área, entre otras acciones, a los matrimonios forzados que se ciernen sobre 60
millones mujeres en el mundo, 31 de los cuales se centran en Asia. Su historia
se incluye la campaña Vidas en progreso de la ONG Paz y Desarrollo. En ella,
cinco prestigiosas escritoras y periodistas –Rosa María Calaf, Caso, Almudena
Grandes, Carmen Posadas y Mara Torres– rescatan el relato de cinco mujeres
referentes en sus regiones. La tirada inicial de 500 ejemplares, a la venta en
la librería La central de Madrid y Barcelona desde el 13 de noviembre, busca
concienciar sobre las desigualdades de género y contribuir al desarrollo de
poblaciones desfavorecidas en Bangladesh, Vietnam, Camboya, Filipinas y Timor
Leste.
Rahima Bengam (de
espaldas) conversa con mujeres en Bangladesh. / Cedida por Paz y Desarrollo
La elección de estas
autoras responde, por un lado, a una especial afinidad, química tal vez, entre
mujeres. Por otra, la ONG aspira a dar con un producto no solo solidario, sino
de calidad. Pero el bajo presupuesto de la acción –unos 35.000 euros
financiados por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo frente a
los 200.000 o 300.000 que manejan otras grandes como Médicos sin fronteras–
obligó, sin embargo, a Jorge Martínez (Cartagena, 1976), padre creativo de la
campaña, a trasladar el mensaje con una idea original: biografías inacabadas.
“La gran innovación se encuentra en que no estén terminadas. Conceptualmente es
interesante que tengan futuro por delante. Hasta la fecha han conseguido mucho
en contextos muy hostiles pero lo mejor está por llegar”, argumenta el
murciano. Por eso, cada libro dispone de unas 7 hojas escritas, 16 con
fotografías y 320 en blanco. “Se puede utilizar como cuaderno. Yo misma lo
hago”, recomienda Grandes.
A ojos de esta
escritora madrileña, la historia de la vietnamita Nguyen Thi Thanh Ha se
desenvuelve entre colores. El verde de las riberas del Thu Bon la acogió en su
Quang Nam natal –a 775 kilómetros al norte de la capital-, donde creció y
estudió gracias al empeño de su padre. Sin él, el gris del cemento y las
fábricas de Ho Chi Min City se apoderaron de ella. Pero su vuelta a casa por la
insistencia y necesidad de ayuda de su madre y hermana consiguieron que Ha se
apuntara a un curso de negocios que cambió su biografía. “Esa especie de
maldición me pareció muy literaria y me interesó. Es una historia tan
truculenta, que acumula una serie de catástrofes en tan poco tiempo, que
resulta difícil de creer”, explica Grandes respaldada por las altas columnas de
libros de su casa.
El 38% de los
asesinatos de mujeres en el mundo lo perpetran sus parejas o exparejas, según
la OMS
La colección de
Vidas en progreso, insisten, no apela al victimismo, sino que pone de relieve
el esfuerzo de quienes, teniéndolo todo en contra, han logrado progresar en
medio de la adversidad más extrema. “La gente responde mejor a campañas
optimistas. Nos gusta agarrarnos al hecho de que hay gente que sale adelante”,
analiza el creador de la exitosa iniciativa Pastillas contra el dolor ajeno
que, con el apoyo de famosos, recaudó más de seis millones de euros para ayudar
a personas enfermas. “Son mujeres fuertes, luchadoras que han conseguido romper
ese círculo de invisibilidad por su actitud”.
A ese reducto de
mujeres pertenece Francisca de Fátima. Ella eludió la guerra en el frágil Timor
Leste que despertaba en 1975 de su independencia de Portugal. El periplo de
Fátima toma forma de mano de Rosa María Calaf, la veterana corresponsal de
Televisión Española ahora destinada en Asia-Pacífico. Sus amplias explicaciones
históricas y cifras sitúan al lector sobre el terreno, donde la timorense
encabeza el programa de participación política y de igualdad en el distrito de
Baucau, a 120 kilómetros al este de la capital, Dili.
Las cifras de
desigualdad a nivel mundial apabullan: el 38% de los asesinatos de mujeres en
todo el planeta lo perpetran sus parejas o exparejas, según la Organización
Mundial de la Salud; el 70% de ellas sufren violencia a lo largo de su vida,
según la Organización de Naciones Unidas; en Camboya la mitad de las mujeres
rurales son analfabetas, según ONU mujeres... “Aquí hay un componente más riguroso.
Pero en España hemos conocido experiencias muy parecidas. Las mujeres no tenían
ningún derecho civil, eran poco más que parte del mobiliario de un hogar.
Dependían de un marido más o menos racional”, ríe Ángeles Caso indignada, “es
que fue ayer”. Pero, ¿por qué se producen estas desigualdades? “Operan tres
factores. Primero, la frustración personal: ¿por qué mi hija va a ser más que
yo, si yo he aguantado toda la vida en casa? Luego, un cierto egoísmo: si mis
hijas están aquí conmigo, me quitan trabajo. Y luego ya puede estar la
ideología de pensar que las mujeres tienen que estar en casa porque es más decente.
En España el pilar del machismo eran las madres”.
En tiempos de crisis económica sensibilizar a un público
saturado de mensajes solidarios y publicidad, supone un reto mayor que hace una
década. Un ejemplo de ello es el decreciente número de socios de las ONG. “Solo
un 8% se compromete a colaborar de forma habitual pero reacciona ante un drama o
emergencia. Seis millones de personas compraron una caja de Pastillas contra el
dolor ajeno. Ahora está en Grecia, que está hecha unos zorros, y va medio
millón en un año” defiende Martínez. Por eso las autoras de las biografías
piden que no se detenga la solidaridad. “La crisis está extendiendo
comportamientos muy desagradables y ruines. Se ha instalado el egoísmo y la
insensibilidad. Existe una constante llamada a no hacer nada porque como hay
tanta gente así…”, apunta Grandes como un francotirador. “La gente que ayuda
fuera de España es la que ayuda dentro y viceversa. Es como el discurso de los
políticos: ‘no podemos invertir en cultura porque nos interesan más los
hospitales’. Pero son ellos los que cierran hospitales. No se puede separar, es
una trampa”.
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