Pan, techo, trabajo y dignidad
La
columna Noroeste de las Marchas de la Dignidad se reúne en León para continuar
camino a Madrid
«No
es tiempo de lamentos. Es tiempo de lucha», rezaba la pancarta que encabezaba
la Marcha de la Dignidad a su llegada a media tarde de ayer a la plaza de Botines.
Algo más de 300 personas, entre participantes en la marcha y simpatizantes que
esperaron su llegada, escucharon los motivos de la protesta y la declaración de
intenciones del movimiento a través de la intervención de varios participantes,
sin dejar de corear consignas contra los recortes de derechos y en favor de la
organización y el poder ciudadano.
«No
somos mercancías en manos de políticos y banqueros» fue el lema con el que se
acogió a la marcha en León. A mediodía de ayer las columnas llegadas desde
Galicia y El Bierzo, Laciana y Asturias se juntaron en el polideportivo de
Navatejera, cedido por la junta vecinal para acoger a las decenas de
manifestantes. Tras asearse, compartieron una comida con simpatizantes, antes
de iniciar a las 17.00 horas la marcha que les llevó hasta el centro de la
capital leonesa.
Antes,
por la mañana, un grupo de participantes en las marchas que el próximo 22 de
marzo llegarán a Madrid desde todos los puntos del país se trasladó hasta la
fábrica de Antibióticos, donde mostraron su solidaridad con los trabajadores
que se encuentran acampados en el exterior en demanda de una solución que evite
la liquidación de la compañía farmacéutica.
Varios
colectivos acompañaron ayer el trayecto de la marcha hasta la capital, entre ellos
las Mujeres del Carbón, que han atendido a la columna asturiana desde su
llegada el martes a Pajares. A ellas mostraron su agradecimiento los
participantes en la movilización, y también apoyaron sus reivindicaciones.
La
entrada de la marcha en la Plaza de Botines tuvo lugar al grito de «Sí se
puede», que corearon quienes esperaban la llegada. El grito más repetido a lo
largo de las distintas intervenciones de la asamblea que se celebró ante la
sede de Banco Ceiss y la Diputación de León fue sin embargo «Esta deuda no la
vamos a pagar», «Nosotros no debemos, no pagamos».
Ciudadanos
organizados
El
discurso entre quienes cogieron el micrófono sucesivamente se centró en el
recorte de derechos y servicios que sufren familias y ciudadanos para pagar un
déficit del Estado del que no sólo no se sienten responsables, sino que están
convencidos que es imposible devolver; así como la necesidad de organizar el
malestar ciudadano para levantar la voz y tomar una participación activa en las
decisiones políticas. «Nosotros hacemos política. En los despachos están ellos,
y se sitúan al borde de la ilegalidad».
También
se repitió el argumento de que trabajadores y ciudadanos están siendo
«engañados permanentemente por cuatreros», así como «la necesidad de dar ya un
puñetazo en la mesa, y decir que no vamos a pagar más por los excesos de otros.
Se ha terminado el tiempo en el que el gran capitalismo y la banca se
reestructuran mientras el pueblo contempla el espectáculo desde fuera».
«Sí
se puede», insisten, porque «la gente organizada sí decide su futuro. Hay que
organizarse».
Los
participantes en las marchas aseguraron también que no pretenden «convertirse
en héroes», pero insistieron en que su esfuerzo es «una lucha por la dignidad
de todos y de todas. Porque necesitamos preservarla frente a políticos que
quieren quitárnosla».
De
hecho el objetivo de las Marchas de la Dignidad es «generar sensibilidad
social, para que el 22 de marzo hagamos cambiar al Gobierno. Que sean ellos los
que tengan miedo, por más medidas de represión que pretendan imponernos».
Explicaron
también que estas movilizaciones son «un movimiento de los territorios hacia el
centro, pero cuando volvamos de Madrid vamos a seguir luchando para cambiar
este modelo social. Pueden reprimirnos lo que quieran, pero jamás podrán
quitarnos la dignidad».
Insistieron
en que la movilización de la sociedad «ha venido para quedarse», y que «no
vamos a permitir que sigan echándonos de nuestras casas. Pan, techo, trabajo y
dignidad para todos y para todas».
Las
críticas fueron constantes a una sucesión de gobiernos que «no tienen propuesta
alguna que no sea quitarnos prestaciones, pensiones y servicios públicos. Y que
se enriquecen a costa de desmantelar la sanidad, la educación y los demás
servicios, mientras privatizan lo rentable y desgravan impuestos a quienes usen
la privada». «Nos dejan sin trabajo, sin casa, sin sanidad, sin pensiones, sin
estudios, sin futuro. ¡Sin vida!». Y «seguirán así mientras les dejemos, hasta
que nos pongamos de pie y digamos que la fiesta ha terminado».
Y
para llegar a este fin «no hay más camino que la organización y la lucha. Somos
millones, y no estamos dispuestos a dejar que nos aniquilen».
Los
organizadores de las Marchas por la Dignidad en León insistieron también en la
necesidad de que el próximo día 22 el mayor número posible de ciudadanos se
traslade hasta Madrid para participar en la protesta final. Para ello se han
habilitado autobuses que trasladarán a la gente.
Mientras,
mañana a las 10.00 la columna Noroeste saldrá hacia Mansilla de las Mulas desde
la Plaza de Santo Domingo. De ahí, etapa a etapa, hasta llegar a la capital.
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